FURIA

 Resurgiendo de la sepultura que me disteis,
caminando embriagado y perturbado
por los filos y senderos de mi mente,
mis atuendos apestando a excrementos
putrefactos, voy dejando olor, 

 por allí donde paso,
arrastrando mi espada por el sendero del bosque, 

voy dejando pavor en cada pisada.

Siento los ojos del cazador nocturno
que me penetra con su mirada desconfiada,
no soy gusto de su boca.

Cansado y exhausto,
la roca me da descanso y busco refugio
donde posar mi cuerpo cansado,

llega la madrugada del nuevo día y dejo que mis ojos me guien,

y que mi olfato siga el rastro de vuestro perfume,
para encontraros nuevamente.
 Con mi espada grabada, con vuestro nombre

pronunciareis tres veces
antes de daros muerte,

a los cobardes que quisieron

saquear mi amor,

 en sus pechos grabaré

con mi daga de plata,
que el amor florece.

Ni se da ni se regala.

(POR MANU SANCHEZ